Los secretos del cerebro creativo
Published on 14 of April, 2021
Por Ana Mombiedro
No te sientas sobrecogida con complejas definiciones que intentan explicar qué es la creatividad. Una gran parte del pensamiento creativo es, sencillamente, reorganizar ideas de manera inteligente. La clave está en conocer cuáles de estas ideas son las que te ayudan a manipular y buscar nuevas formas de organizar tu conocimiento. ¿Quieres conocer cómo funciona un cerebro creativo? Aquí te lo cuento.
Algo predominante en las personas que trabajamos con procesos creativos es la búsqueda de inspiración, y este es un buen punto de partida para entender cómo funciona la creatividad. Pese a que todos los seres humanos nacemos con el mismo cerebro, y todos lo utilizamos de una forma parecida, las personas creativas estamos a menudo embebidas “en algo más”. Este “algo más” no sólo se refiere a una atmósfera determinada, sino también a toda la información que tenemos en la cabeza. Todos esos conocimientos que poco a poco hemos ido adquiriendo crean un ecosistema de ideas que lleva a nuestro cerebro a funcionar de manera menos ortodoxa, saliéndose de las líneas habituales de pensamiento y así obteniendo resultados innovadores. Todo esto es un trabajo cognitivo que llevamos a cabo gracias a nuestro cerebro.
En las últimas décadas se han desarrollado técnicas de neuro-imagen que han permitido un entendimiento más profundo de cómo funcionan determinadas regiones del cerebro. Hay equipos de científicos están trazando los caminos que siguen los pensamientos creativos, algo así como mapas neuronales tridimensionales de los recorridos que hacen nuestros pensamientos. Estos caminos surgen porque se produce un pensamiento brillante queda lugar a una cadena de ideas relacionadas que desemboca en la idea creativa. Este primer pensamiento brillante es lo que se conoce como el momento “aha”. Es importante puntualizar que el pensamiento creativo no es algo que podamos planificar, o que podamos utilizar a conciencia. Estos momentos “aha” vienen sin avisar. Es por ello que decimos que el pensamiento creativo surge de manera espontánea y en momentos inesperados. Quizá ahora entiendas mejor la famosa frase de Pablo Picasso “la creatividad tiene que encontrarte trabajando”.
Para entender cómo es este mapa del pensamiento creativo (cuándo empieza esa chispa que desencadena el camino hacia la idea innovadora) es necesario entender cómo pensamos y qué consecuencias tiene. En psicología se dice que hay dos maneras de solucionar problemas, la primera es desarrollando una respuesta lógica y la segunda es cuando la respuesta simplemente aparece. Así, podemos resumir que hay dos tipos de pensamiento; el analítico y el intuitivo. Si hablamos de creatividad nos interesa el segundo. El pensamiento intuitivo nos hace sentir bien, porque cuando el cerebro llega a una solución creativa, surge una respuesta neuronal de recompensa materializada en una sensación de sorpresa y satisfacción. Una sensación de bienestar que nace en nuestro sistema límbico y se reparte por todo nuestro cuerpo. Podemos decir que el pensamiento creativo nos hace sentir bien. Es por esto que la creatividad está fuertemente ligada al entusiasmo.
Técnicas de neuro-imagen han enseñado que cuando la respuesta a un problema es intuitiva el electroencefalograma muestra una subida de actividad en el lóbulo temporal derecho. Esta región del cerebro tiene un papel importante en procesos relacionados con la comprensión del lenguaje auditivo y visual (por ejemplo, el reconocimiento de rostros).
Estos descubrimientos han venido de la mano de John Kounios, profesor de ciencias del cerebro en la Universidad de Drexel. El trabajo de este profesor se ha centrado en encontrar los momentos “aha” de los que te he hablado antes, él los llama “el factor Eureka” y son esos momentos que desencadenan la red de pensamientos que llevan hasta una idea innovadora y creativa. Durante sus experimentos se dieron cuenta de que en el momento de boom creativo durante unos instantes pierdes cierta conexión con el entorno en el que estás, hay restricción sensorial y la información que escuchas y ves pasa a un segundo plano. Lo que sucede en nuestro cerebro mientras damos forma a una idea es que estamos trazando caminos neuronales, conectando ideas, buscando soluciones. Estas ideas van y vienen y se construyen sobre conocimientos que ya tenemos. Como bien dice el neurocientífico Francisco Mora: ‘La creatividad es la capacidad humana de producir cosas o ideas “nuevas” que nacen, tienen su raíz, en ideas preexistentes en la cultura en que se vive o en la historia de nuestra humanidad. Nada nace de la nada’
Dentro del marco de pensamiento creativo hay muchos psicólogos (quizá el más relevante sea Scott Barry Kaufman) que establecen tres redes cognitivas diferentes que conectan regiones cerebrales necesarias para los procesos creativos. Estas tres redes neuronales son: La red ejecutiva-atencional, la red imaginativa y la red saliente.
En las publicaciones de Kaufman, se refiere a estas tres redes como: executive-attention network, imagination network y salience network.
El equilibrio entre estas tres redes puede depender del tipo de pensamiento creativo que estemos llevando a cabo. Kaufman ha escrito mucho sobre cómo las personas creativas tenemos determinadas áreas del cerebro especialmente conectadas para crear. Comenta que las personas creativas somos especialmente buenas ejercitando el activación y desactivación estas áreas cerebrales y, aunque se estima que esto puede tener su raíz en los genes, hay claros indicios de que el entorno en el que crecemos tiene también un papel en como aprendemos a pensar, y, por lo tanto, en cómo aprendemos a utilizar estas áreas del cerebro. Una vez que desarrollamos esta capacidad creativa, los vínculos entre las regiones cerebrales que formas las redes de Kaufman se hacen cada vez más sólidos y podemos crear con mayor soltura. De aquí que la creatividad sea algo que podemos aprender y practicar.
Imagenes: Greg Dunn