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Los Significados del Hogar

Publicado el 19 de enero de 2021

Artículo original escrito para @RocaGallery por Marta Delgado

Explorando las relaciones entre el diseño, la identidad y la casa

En ningún momento histórico había sido tan importante la consciencia del hogar como durante la pandemia que nos ha confinado en ellos. Cuando las fronteras entre países, e incluso poblaciones, empezaron a cerrar, muchas personas sintieron la necesidad de volver a casa¿Qué experiencia nos proporciona el hogar que se hace tan esencial en situaciones de inseguridad y miedo? Los entornos físicos a los que muchos hemos recurrido para refugiarnos ¿Han logrado aportarnos el bienestar que buscábamos en ellos? 

Más difícil lo tienen los millones de personas que pierden sus hogares cada año debido a desastres naturales. Según el Centro de Monitorizacióde Desplazamientos Internos (IDMC) dos tercios de todos los desplazados anualmente lo son por causas climáticas o naturales de otro tipo, más que por conflictos armados 17.8 millones en 2019. No podemos saber cuál es el factor de crecimiento de esta cifra, pues los efectos del cambio climático son impredecibles, pero sin duda, los desastres se están intensificando. En 2020 California superó su récord de hectáreas anuales consumidas por fuego de toda su historia; sin embargo en 2018 vivió el incendio más destructivo hasta la fecha, que arrasó 14,000 hogares en un solo día en la población de Paradise.

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Vista de un solar abandonado, Paradise, CA. Imagen © Marta Delgado

A raíz de mi proyecto de investigación enfocado en el significado del hogar para supervivientes de desastres naturales he podido entrevistar a algunos de los testigos de ese nefasto incidente. Estas personas que perdieron sus hogares contaban con lugares donde refugiarse espacios de alquiler, auto-caravanas, albergues, casas de amigos y familiares, pero no siempre éstos les satisfacían. Tenían nostalgia de una conexión más profunda con su entorno de vivienda.  

Es aleccionador escucharles decir que al fin y al cabo, las posesiones materiales no son más importantes que la vida. Sin embargo estas personas que se ofrecieron como voluntarios para hablarme de sus experiencias me contaron que sentirse como en casa sí que mejora sus vidas, y que por ello estaban dispuestos a reconstruir sus hogares, aunque tardasen años en conseguirlo.  

El hogar como forma de pertenencia 

Entre los años 70 y 90 investigaciones académicas definieron las características principales de la idea universal del hogar a través de entrevistas con centenares de personas. Hogar se identificó con pertenecer a un lugar, a la vez que con la sensacióse seguridad y de refugio del mundo exterior. Las estructuras físicas y el diseñde hogares pueden ofrecernos espacios privados, seguros, adaptados a nuestras necesidades, y localizados en lugares de nuestra elección.

Proyecto de reconstrucción, Paradise, CA. Imagen © Marta Delgado

Además, el hogar es el entorno físico donde formamos nuestra identidad. Es un entorno que nos educa, nos refleja, nos ayuda a definirnos. Parece que los lugares donde crecemos nos dejan una impronta sobre quienes somos y qué lugar ocupamos en el mundo. La relación formativa de nuestros entornos no sólo ocurre en una dirección. Como ha señalado Clare Cooper-Marcus en su libro «The House as a Mirror of Self» a medida que crecemos empezamos a exteriorizar en nuestros entornos partes aprendidas de nosotros mismos o temas que buscamos explorar. Cuando nuestros entornos reflejan partes potenciales de nosotros, es entonces cuando sentimos que pertenecemos. 

En mi investigación relaciono un aspecto de la experiencia de pertenecer a un lugar con el bienestar, que es la capacidad de relajarnos neuro-fisiológicamente. Tal vez reconozcas esa sensación de entrar en casa y sentir una carga aliviarse en tus hombros. Ese es el distintivo de tu sistema nervioso activando el modo restauración. Nuestro cuerpo se mantiene vivo alternando estados de concentración y respuesta a demandas externas con estados de regeneración y atención a las demandas internas. Ambos son esenciales para la supervivencia, sin embargo uno de ellos opera por defecto y el otro no. 

 Las consequencias de la pérdida 

Las personas que pierden sus hogares en un desastre natural o de otro tipo tienen una mayor dificultad para relajarse y para regenerarse físicamente, como demuestran las altas tasas de depresión y estrés que predominan incluso muchos meses tras los desastres entre los supervivientes.

Trazas del incendio, Paradise, CA. Imagen © Marta Delgado

Resulta que para relajarnos, digerir, dormir bien, regenerar nuestro sistema inmunitario y renovar todas nuestras facultades mentales necesitamos percibir seguridad externa y seguridad interna también llamada seguridad ontológica– o la certeza de saber qué te define. El hogar nos aporta las dos cuando su atmósfera logra reflejarnos. 

Diseñar para el pertenecer implica conocerse. A veces a uno mismo, a veces a un cliente, o a un grupo de personas sin hogar. Conocer es acercarse con curiosidad y con preguntas para quien se diseña. En mi estudio exploré qué les hacía felices, qué les importaba y cuáles eran sus mejores recuerdos en casa. Para algunos era cocinar para su familia, cuidar de plantas y verlas crecer, un deporte recordado a través de coleccionables, o un momento de soledad al amanecer en el que escuchar el mundo levantarse. Cuando tenemos respuestas concretas podemos crear atmósferas específicas que muestran y amplifican el carácter de sus habitantes. Nuestra mente, cuerpo y salud se benefician ampliamente de ello cada vez que la sensación agradable que acompaña nuestro refugio nos da la bienvenida a casa.